8 de octubre de 2007

La vieja ella

Quien me iba a decir que mi deseo para este próximo cumpleaños sería tan simple: la normalidad que antes me aburría, ahora la añoro. Momentos en que la locura no había estallado tan escandalosamente. Estaba ahí sin duda, dentro de ambas, en el ambiente; pero discreta y sutil. Antes de que surgiera de golpe, derribándome. Cuando todavía la simpleza de nuestra vida en común me parecía asfixiante.
Cuanto quisiera volver a mi rutina. Encontrarme con la vieja ella, la insoportablemente sonriente durante las primeras horas del día; incansable y efusiva. Mientras yo quería volver a la cama y mandar todo al diablo.
Entonces su incapacidad para quedarse quieta me alteraba, pero no llegaba a ser desquiciante.
Su parloteo era tolerable, aunque me distraía a media conversación, ella lo notaba y hacía el intento por concretarse a lo que más le interesaba decirme.
Aún conservaba la capacidad de tirarse a media tarde a dormir plácidamente. Hacía una pausa en medio del torbellino que era, para descansar y recargar su energía.
Su silencio actual me enloquece. Cuando lo rompe es para repetirme el mismo asunto contado de diferente forma: enfermedad. Deambula por la casa pero con un peso en las piernas que la obliga a caminar lento y siempre cansada.
Sus ojos... sus ojos son lo peor, siempre a punto de romper en llanto, apagados, vacíos, muertos.
Tiene los ojos muertos, toda ella parece muerta y yo no me acostumbro a vivir con su cadáver.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

kreo saber de ke hablas....
solo nos kedan restos... tristes,tristisimosssss...
ay!
ally

Anónimo dijo...

la jusgas muy duro por que no la tratas de comprender, preguntale por que se siente asi,no sera por todo el tiempo que te dedico y no sabe si lo hizo bien, y eso la atormenta, le atormenta saber si en ti esta la esperanza del mañana no realizado,y quizas ve que fue en vano..... demuestrale si es que no es asi... y a lo mjor se compone....