Vivir con Julia es un reto. Al menos de esa forma trato de verlo, considerando que no soy una persona paciente, tengo que buscar alternativas.
Y sí, cada vez es más difícil porque su desánimo sobrepasa los límites que creí tenía. Me extraña saber a diario que no está en sus manos el controlar lo que pasa en su cabeza, que en ocasiones parece retroceder drásticamente y luego me sorprende rompiendo -aunque sea de manera momentánea- con todo. Ésos pequeños triunfos en medio de largas temporadas de aparentes fracasos son los que me permiten levantarme cada mañana y decir: Ahí vas de nuevo, pero si ella salió de la cama y fue a enfrentar sus demonios ¿de qué chingados te quejas tú? Entonces lo hago, aunque me cuesta trabajo porque tengo un par de años de dormir poco, fumar mucho y fingir estabilidad.
Fingir cansa, agota en realidad. Pero la idea de que sólo estoy devolviéndole lo que ella antes me dio y que es lo justo, me mantiene. En pedazos, reparada, enmendada, apenas de pie pero me mantiene. Que curiosa elección de palabras: me mantiene. ¿A quién engaño? Si a cada oportunidad me desmorono pero sólo yo me entero. Estoy permanentemente levantando los pedazos, tratando de hacerlo rápida y discretamente.
Me viene a la mente una imagen dónde un personaje trata de detener una fuga de agua en un muro tapándola con un dedo, luego aparece una nueva fuga y la cubre con la otra mano, luego otra y otra hasta que no puede hacer más para detener la salida de agua.
Ésa soy yo.
Y sí, cada vez es más difícil porque su desánimo sobrepasa los límites que creí tenía. Me extraña saber a diario que no está en sus manos el controlar lo que pasa en su cabeza, que en ocasiones parece retroceder drásticamente y luego me sorprende rompiendo -aunque sea de manera momentánea- con todo. Ésos pequeños triunfos en medio de largas temporadas de aparentes fracasos son los que me permiten levantarme cada mañana y decir: Ahí vas de nuevo, pero si ella salió de la cama y fue a enfrentar sus demonios ¿de qué chingados te quejas tú? Entonces lo hago, aunque me cuesta trabajo porque tengo un par de años de dormir poco, fumar mucho y fingir estabilidad.
Fingir cansa, agota en realidad. Pero la idea de que sólo estoy devolviéndole lo que ella antes me dio y que es lo justo, me mantiene. En pedazos, reparada, enmendada, apenas de pie pero me mantiene. Que curiosa elección de palabras: me mantiene. ¿A quién engaño? Si a cada oportunidad me desmorono pero sólo yo me entero. Estoy permanentemente levantando los pedazos, tratando de hacerlo rápida y discretamente.
Me viene a la mente una imagen dónde un personaje trata de detener una fuga de agua en un muro tapándola con un dedo, luego aparece una nueva fuga y la cubre con la otra mano, luego otra y otra hasta que no puede hacer más para detener la salida de agua.
Ésa soy yo.
2 comentarios:
esto de hablar de mi en tercera persona me empieza a interesar. A la larga es catártico no? :)
Siempre y cuando uses la tercera persona al escribir y no en tus conversaciones diarias, creo que no está mal. Lo intentaré y veremos.
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