Me hacía falta volver a la realidad, el viernes lo hice y me di cuenta que mis estupideces recientes tienen remedio: dis-tan-cia. Ésa es la solución, dejar descansar la repetición constante de incoherencias que me persiguen desde hace meses. A fin de cuentas las cosas son así, rebelarme no tiene sentido y sólo me sirve para perder energía. Lo dejo y quizás desaparezca.
Julia sigue ahí. Nada mágico ha pasado, pero dice estar en equilibrio. Sigo caminando sobre hielo delgado, muy delgado. Me olvido a ratos, pero siempre vuelve.
Adiós necedad, fue un gusto.
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