10 de mayo de 2010

Hoy no es (fue) un domingo azul sin luz.

Hay pocas, poquísimas, extrañas y esporádicas veces en que la vida fluye con una facilidad que la vuelve liviana.  Tal vez se trata solamente que en casa hoy se rompió la cadena de los domingos densos (eso o que cerré los ojos para no darme cuenta de nada). O tal vez sea el cansancio de dos días de mucha actividad  y el largo descanso de hoy. Realmente creo que todo se resume a dos cervezas antes de dormir y una conversación con la mujer de las piernas largas.
El punto es que mañana me reivindico. La semana empieza para mí el martes, oficialmente. Pero tengo tantas cosas pendientes por hacer que toca levantarse temprano y decidirme a hacerlas.
El martes reaparezco en la escuela y averiguo si todavía puedo volver a clases. Ya veremos si el miércoles sigo con la disposición de esta noche y logro terminar la semana.

Mientras tanto tengo pendientes fotos y más fotos. Escribir y escribir, aunque no sé bien para qué.  Después de todo, nunca sé la razón.










                                                                   Y así termina un texto lleno de cosas que nadie necesitaba saber.

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