Estaba tratando de recordar cómo eran las cosas, no lo logré. Creo que también me construí recuerdos, ficciones a las que me gustaba regresar cuando necesitaba sentirme mejor. Hechos mucho más sencillos que en mi cabeza se salieron de proporción. Sentimientos magnificados, mal entendidos.
El afán de no sentirse solo.
¿Y si vuelvo a buscar a mis amigos imaginarios? Cuando era niña tenía muchos, todos con nombres y personalidades diferentes. Solía tomarles de la mano cuando caminaba por la calle. Jugábamos toda la tarde antes de que S naciera o cuando J no iba a visitarme. Nunca pensé que fuera raro, nos divertíamos mucho y tenía con quien hablar. Creo que es tiempo de tratar de buscarlos. Deben estar dormidos dentro del libro que me regaló mi papá cuando era niña, ése de las ilustraciones que me siguen encantando.
Serían de gran ayuda en estos días. Al menos de ellos sí tengo recuerdos. Estuvieron ahí, ellos sí.
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