4 de junio de 2012

Aquí no pasa nada


También en intentos fallidos se acaban las ganas. Al menos eso me repito para tratar de calmar mis pensamientos.  No tienes la culpa de todo, no    me digo mientras veo una película sin ganas para distraerme y calmar la ansiedad.
Y es que todo ha estado tan raro últimamente, yo me siento bien pero parece que no estoy bien con nadie. Todos tienen  quejas y yo sin saberlo, creyendo que estoy a mano con mis deudas y resulta que tengo inconformes. ¿Será por eso que tanto silencio?  Pensé que era solamente que tengo demasiado tiempo libre y alucinaba que nadie me habla. Aparentemente yo lo provoqué. Ni enterada. Pero me pasa tan poco o casi nada que no tengo mucho qué decir. A menos que hable de la lluvia de los últimos días y de cómo la disfruté desde mi cama o cómo corrí hoy por la cámara para tomar la foto de ahí arriba. Para aprovechar la luz que quedaba y captar el momento. Quizás debía hablar de que hice cinco trabajos a una persona y me los mal pagaron. De cómo siempre termino haciendo cosas que no quiero por  ellaContarles que tengo una rutina que ya comienza a hartarme: que despierto tarde y cocino, voy a la UANL todos los días a las 4 pm puntualmente y regreso a casa. 
Que leo el diario, espero que algo pase y generalmente sólo llega la noche y otro día. Así hasta el infinito. Eso y que el fin de semana es una estancia larga y tediosa en silencio, en cama. Que tengo ropa nueva y ningún lugar en dónde usarla, que extraño a L como a nadie y que está bien porque eso quiere decir que todavía extraño. Que cada vez me resultan más ajenos los que fueron mis compañeros en la facultad, que los reencuentros no me sirven para nada. Que todo está tan igual que no hay mucho qué contar.


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