20 de noviembre de 2012

Recuentos




Ha pasado un año desde que murió mi abuelo. No me acostumbro a tener que poner su foto en el altar del día 2. Sigo pensando que cuando llame a su casa lo escucharé riéndose con alguna película.
Hace casi un año que tampoco hablo con mi papá y creo que no hay muchas posibilidades de que eso cambie.
 Hace un año de otras cosas también, pero de eso no quiero acordarme.
 Las cosas se acomodan o yo me acostumbro, no sé. El caso es que hay ausencias que sí me duelen y otras que, aunque no entiendo, las acepto. Mañana, por ejemplo será un mes desde que vi W. y creo que será la última. Al menos por mi parte la batalla está perdida. Darse por vencido es válido.

No tengo música y tal vez eso afecta mi ánimo. Eso y la gastritis y que hay mucho silencio y que me está dejando sorda.

No hay comentarios: