7 de septiembre de 2014

Mucho. Muy.

Entre las dificultades de no haber crecido y tener esta discapacidad emocional/social están el no saber cómo convivir normalmente con personas nuevas. Hoy, por ejemplo, mi amiga festejaba su cumpleaños con una reunión a la que asistirían mayormente compañeras de trabajo. Quería ir, por primera vez quería festejar pero el hecho de no conocer a nadie y tener antecedentes de que sus compañeras son diametralmente opuestas a mi me daba roña y no me permitió ir. Aún así intenté mentalizarme en que podía hacerlo, sería cosa de poner cara de tranquilidad y sonreír de vez en cuando a las tipas esas. No pude, la idea me taladraba la cabeza y sentía ansiedad de sólo imaginarme el escenario. 

Luego está la sensación esa de no pertenecer a ningún lado, a ningún grupo y sentirme como isla flotante en el mar. Me molesta, estoy enojada con la idea de que no tengo a nadie. Los pocos que intentan integrarme a sus grupos de amigos son los que menos me interesan. Y sueno mal al decirlo, ajá. Pero acá vengo a ser sincera y no a cuidarme de no herir sensibilidades. 

También el viernes tuve esa sensación. Estuve en casa de un amigo y de pronto empezaron a llegar los asistentes a lo que, más tarde, supe era un festejo de cumpleaños. Conocía a 2 personas en todo el lugar y aunque me presentaron, tardé poco en despedirme y salir. 

Para colmo hoy encontré a una amiga de la prepa en el super y se ve igual a cuando estudiábamos juntas, luego de dos hijos y un matrimonio.  Intercambiamos saludos y me preguntó dos veces que cómo estaba. Supongo que no la convencí la primera vez que dije: bien. 
Feo eso de haberse quedado en el camino. 

Feo todo y estoy enojada. Mucho. Muy.

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