Justo lo que me hace falta en estos días, una dosis de realidad y dejarme de tanta mierda sensible. Pues bueno, he aquí el resultado: una sacudida y volvemos a la programación normal. Esta que escribe es la de siempre; la que te desquiciaba con el pésimo hábito de llevarte la contra, ésa que nunca te dejaba ganar. Con quien aparentemente disfrutabas discutir, aún ahora. Cualquiera diría que luego de tanto algo habría cambiado, pero no. Fue cosa de minutos para volver a encauzarnos en esa batalla eterna, reanudarla como si fuera inmune al tiempo y retomarla fuera lo más lógico. En esta ocasión venías preparado, quizá guardaste energía de aquellas muchas en que preferías abandonar (o concederme la última palabra) . Podría alegar que estaba distrída, pero que más da. Mejor es reconocerte como el vencedor y dejarme de tanta excusa y palabrería. Esta vez tenías razón.
Una sola vez, ya pasó y no diré más.
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