Me descubro buscando mensajes ocultos en sus palabras. Algo que en un primer instante haya pasado desapercibido, pero en la segunda lectura aparezca claramente dirigido a mí. Cualquier cosa, algo que me haga creer. Pierdo el tiempo.
Me doy cuenta que no hay nada, me frustro y más tarde vuelvo a empezar. Ahí estoy otra vez hurgando, en espera, cegada.
Perder el tiempo se me está convirtiendo en hábito. Debe ser la necesidad, el hambre de un poquito de ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario