9 de marzo de 2011



Así cómo sabes que pasarán las cosas en un guión predecible, con la misma certeza de conocer el conflicto, así pasa la vida.
Repetir incansablemente una rutina que ya conoces, se puede decir que la dominas, de tantas y tantas veces. Dolorosa, lenta y dolorosa.
Se van cumpliendo cada uno de los pasos que te vaticinaron y aunque te resistes, terminas irremediablemente cayendo en vicios conocidos. Vacíos conocidos.
Y pones las vísceras en unas líneas, el corazón en otras. Luego no tienes nada, se terminaron las reservas y no queda más que la ansiedad disfrazada de ardor estomacal comiéndote por dentro.

Hasta aquí llegué.

No hay comentarios: